El principal desafío de Clermont Ferrand era la necesidad de renovar un servicio ya existente en un plazo de tan solo 2 semanas y sin que los ciudadanos se vieran afectados en el periodo de cambio.

Además, Inurba tenía la obligación de incorporar al personal existente y mantener durante el proceso del cambio de tecnología preexistente hasta la sustitución por la solución Inurba para conseguir una transición del servicio que afectase lo menos posible a la ciudad y al usuario.

Asumiendo el personal del operador anterior y elevando los estándares del servicio, se puso en marcha no solo el servicio de bicicleta pública compartida, sino también un servicio de alquiler de bicis de larga duración (hasta varios meses), incluyendo el equipamiento y el mantenimiento de las mismas, y los C.Vélo Box, parkings para bicis privadas en la estación de tren automatizando el modo de acceso. Asimismo, se consiguió una integración con el resto del transporte público.